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Feria de abril
Lo que a mediados del siglo XIX comenzó como una pequeña feria comercial se ha convertido hoy en día en el acontecimiento sevillano más conocido dentro y fuera de España, y supone para la ciudad en torno al 3,5% de su PIB. Música, colorido y alegría son características que hacen que esta popular fiesta haya traspasado fronteras. Señoras y señores, hasta el 11 de mayo, Sevilla se engalana para disfrutar de siete días de Feria. Desde Planeta Viajero, te dejamos unos consejitos por si tienes en tus planes visitarla: Hay que olvidarse de la camiseta de manga corta y del pantalón corto. A pesar del calor, toca ponerse una buena camisa y un buen traje de sevillana. Y, por supuesto, no te olvides de la flor: en la solapa los chicos, en el pelo las mujeres. ¡En algunas casetas hay requisitos muy estrictos en cuanto a este tema! Elige siempre el transporte público, ya que a determinadas horas llegar a la Feria con un vehículo propio puede ser misión imposible. Precaución con las palmas. Y es que si no sabes dar palmas, mejor no darlas, puesto que darlas descompasadas está muy mal visto. Pero es tu día de suerte: si no sabes cómo palmear, pide ayuda a cualquier sevillano o sevillana que seguro estará encantado de enseñarte. La feria de día y la de noche son completamente diferentes, por lo que te recomendamos organizarte bien para visitarla en sus dos ambientes. Y lo más importante: ¡disfruta!
Sonríe, sigue siendo Burgos
Ya ha pasado un año desde que el prestigioso periódico "The New York Times" recomendara la ciudad de Burgos como destino para 2013; también ha pasado un año desde que Burgos fuera declarada Capital Gastronómica Española. Sin embargo, en la ciudad nada ha cambiado: se sigue respirando esa alegría, esa ilusión y ese orgullo característico con el que los burgaleses hablaban de su localidad antes de dichos reconocimientos. Su catedral, por sí sola, ya hace que merezca la pena una visita a la ciudad: ¡no por nada fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1984! El Monasterio de las Huelgas y la Cartuja de Miraflores no pueden faltar en cualquier recorrido por Burgos y, por supuesto, no podemos tampoco olvidarnos de la nueva joya de la ciudad: el Museo de la Evolución Humana (MEH), que junto a la visita conjunta a los yacimientos de Atapuerca hacen de ésta una visita cultural de obligado mandamiento. Pero si hay algo con lo que se nos conquista es con el estómago, y Burgos lo consigue sin ninguna duda. Bendito sea el tópico "que te den morcillas", y bendita sea la morcilla de Sotopalacios. Pero no solo morcilla? ¿langostino hilado crujiente?¿Crema de erizo? Sí, ¡por favor! La gastronomía es un arte más en la ciudad; se nos hace la boca agua al pensar en El Morito, el Gaona Jardín, el Mesón Burgos, el Casa Pancho o la Comidilla, y no podemos olvidarnos de La Favorita en la calle Avellanos o del mítico cordero del Ojeda. En conclusión, una ciudad que se merece el primer post de Planeta Viajero. ¿Os animáis a realizar una escapada de la que no os vais a arrepentir?